miércoles, 13 de marzo de 2013

"Cada vez que respires, cada movimiento que hagas, cada promesa que rompas, cada paso que des, estaré mirándote. Cada simple día, cada palabra que digas, cada juego al que juegues, cada sonrisa que falsifiques, cada noche que te quedes, estaré mirándote. ¿No puedes verlo? Me perteneces. Miro alrededor pero no puedo reemplazarte. Cariño, por favor... ¿De verdad no puedes verlo? Sé que me perteneces."

Mi furia paranoica

 
"Te buscaré mucho más allá de lo que exige el tiempo, y dormiré en cualquier lugar, con quien me deje hacerlo. Y besaré todas las bocas intentando demostrar que sólo existe una. Y en mi delirio arrastraré todas las cosas buenas hasta fundirlas en papel y hacer que den la vuelta y enroscarte en una idea hasta verte agua.
No dibujarte. No dibujarte. Tal vez tratar de emborronarte, imaginarte hacia delante, recuperarte en cualquier parte, dilucidar qué es importante,  lo que mi furia considera indispensable.
Y en el fragor de la batalla poder ponerte cualquier cara. Y en fin, decir que estoy seguro que el pasado no te alcanza… No te alcanza. 
Te inventaré. Te inventaré en cualquier mirada. Cualquier gesto. Cualquier cama… te inventaré cada mañana."

Dieciséis otra vez

Hace tanto que no te escribo que no sé bien cómo empezar. Ahora que sé que mañana te tendré más cerca que nunca y no podré mirarte, no podré clavar mis pupilas en ti, ahora que una vez más, aún no es el momento... ahora que me entra la nostalgia, ese tipo de nostalgia en la que se añora algo que jamás ha existido y que no sabes con certeza si puede llegar a suceder algún día, esa que sin duda es la peor nostalgia que existe. Ahora que acaricio mi guitarra imaginando que es tu pelo. Ahora que necesito tu voz más que nunca, ahora que tengo miedo de escucharla. "Ahora" se me hace eterno, y "mañana" no quiero que llegue nunca. Nunca si no es contigo. Ahora que suena "Rubia de la cuarta fila", ahora que todo me recuerda a ti. Esa frase en que empieza la canción: "La balada despeinada de esta noche te la debo a ti". Te la debo a ti porque mucho de lo que soy ahora mismo se lo debo a todo lo que tú eres y me has enseñado a ser con cada melodía que sale de tu garganta para escaparse luego por tus labios. ¿Sabes? Hoy me han enseñado algo importante, y es que, hay un momento en tu vida en el que tienes que fijar tus metas e ir directo a por ellas sin importante qué o quién se interponga en el camino. Romper con todo, con las reglas, con las normas. Sé que eso te gusta. Y quiero decirte que tu boca en mi cuello es mi meta. Mi meta es hacer de lo cotidiano algo especial por el simple hecho de compartirlo contigo. Mi meta es anular nuestras soledades sumándolas. Te suena eso, ¿no? Puedo exprimir mis sentimientos, desgarrarme el alma contándote que lo que siento es cierto. Y me voy a dejar la vida en intentar que tú sientas lo mismo. Porque como bien sabes, el mundo es un pañuelo, y todo se puede cruzar. Y si no puedo conseguirlo, ¿sabes qué haré? Te inventaré. Te inventaré en cualquier mirada, cualquier gesto, cualquier cama. Te inventaré cada mañana. Porque para mí eres eso, algo improbable pero posible, una ilusión constante, un sueño permanente, un vis a vis de sentimientos que no hacen más que chocar y contradecirse, tú eres mi furia paranóica.